lunes, 29 de enero de 2018

¡Muchas gracias Suiza!


¡Gracias Roger Federer!


Esforzarse en la vida, llevar una vida ordenada, perpetuar en la disciplina, mantenerse con los pies en la tierra, mantener siempre la ilusión de conseguir metas propuestas, todo eso se puede llevar a cabo y, que mejor ejemplo que Roger Federer que acaba de obtener su título Nº 20 de un grand slam. Una conquista que ningún hombre hasta hoy en el tenis lo había logrado.

A seis meses aproximadamente de cumplir 37 años sigue batiendo récords en el tenis, en un tours que cuenta con jugadores de 19 años a 24 años en la media. Él no le teme a la edad y sigue jugando con sus destrezas y su vistoso juego.

Obviamente que es conocido mundialmente y no hay ninguna parte del recóndito lugar del mundo que no tenga fanáticos. Es local en cualquier cancha que juegue.
Un jugador que se ganó no solo la admiración del público sino de los mismos jugadores.

Su talento no pasa solo en el tenis sino, en su vida que lleva. Alejado de todo el mundo mediático o cualquier escándalo que lo podría envolver.

Cada vez que gana un título pareciera que fuese el primero como lo vive y se sigue emocionando de la misma manera.

El correo suizo por primera vez en su historia emitió un sello reconociendo a una persona en vida. Creando su propia estampilla que lleva su imagen. 

Es orgullo no solo de su país Suiza sino, para sus patrocinadores que cada vez que logra algo se sienten orgulloso.

Cuando él se fue de su casa a los 14 años para empezar con su carrera tenística no fue fácil. Tuvo que dejar a sus padres y empezar a conocer las exigencias y la disciplina que hay que mantener para cualquier actividad en la vida. Lo duro que hay que trabajar para llegar a un fin. Pero como él mismo adujo “todo eso hicieron una fortaleza mental en mi”.

Esto nos muestra una vez más, que sin sacrificio, sin perseverancia sin rigidez, sin disciplina no se logra las metas que uno quiere alcanzar.

Cada vez que perdía daba el reconocimiento a su rival diciendo que le había ganado porque era el mejor. Reconoció siempre la derrota sin excusarse ni quitarle el mérito a su rival que lo había batido. Cuando tenía que dirigirse a alguien para hacer algún tipo de reclamo lo hacía con una educación y respeto digno de admirar, sin discusión sin reproches solo con dialogo.

Suiza se siente orgulloso y especialmente Basilea su ciudad natal del hijo emblemático que heredó y que es personaje a emular por el mundo entero.

La fama, sus millones ganados en premios, los contratos multimillonarios de sus sponsor, su royalties, la fortuna regalada por empresarios, no cambiaron a la persona que era cuando tuvo que dejar a su hogar. Sigue amando a su familia y siendo la persona humilde como si no hubiese ganado nada.

No se puede decir nada más, no somos los responsables porque caeríamos en las repeticiones y adulaciones de algo que él no necesita a nadie que lo cualifique. Él se ha ganado lo que es por motu proprio.
Para ser persona emblema no hace falta que alguien lo describa quien el es, no lo necesita.

Aparte del tenis que es su pasión es, humanitario. Junto a su madre tiene la fundación que ayuda a los niños más vulnerables de Sudáfrica.

¡Muchas Gracias Roger Federer por regalarnos tenis! 
¡Gracias por enseñarnos como debemos comportarnos!


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