Novela «Scribere Humanum Est»
¿Por qué no se puede mantener una amistad entre un ateo y un
creyente? ¿Para que buscar el mejor argumento que persisten los religiosos?
¿Para qué quieren convencer, si la persona atea que tiene esa tendencia la va a
seguir teniendo? Hay una intención que hace que el ateo conserve esa postura y
el creyente la suya, entonces, ¿para qué pasar el tiempo predicando?
Hoy
podemos ver tantos blogs, revistas, programas de televisión, queriendo cambiar
a las personas, cosa que no logran, ya que nuestra “psique” no es solamente
raciocinio sino también emoción y sentimiento.
Es lo que vemos en la novela
«Scribere Humanum Est» en donde Dante; creyente, quiere convencer de la
existencia de Dios a un científico ateo, donde son otros sus intereses.
¡Cuántas guerras, atentados, violencias por Dios! y todavía seguimos usando la
palabra vacía, abstracta, que lo único que hace es imponer y producir más
violencias. Sabemos quién usa el argumento solo por sí, es solo de los
erísticos. Si sabemos que la conducta humana está motivada por sus estados
mentales, ¿para qué buscar el argumento, la razón? Si en el hombre, quien
maneja su comportamiento es lo emocional.
Todo lo que se dice está cargado de afecto y, si el hombre
goza de la preeminencia de los sentimientos, para qué querer convencer buscando
un buen argumento, si lo que obtiene es seguir provocando más conflicto en el
mundo. Si sabemos que el hombre es un ser conflictivo, ¿para que las
discusiones Ciencia-Religión, si provocan más conflicto? ¿No sería mejor que se
den las paces? Esto nos lo grafica bien la novela «Scribere Humanum Est», en
que Dante lleva a producir influencia en la conducta de Sófocles de lo que
hace.
Se podrá decir que la conducta del hombre es propia del “libre albedrio”.
Pero también sabemos que las “emociones negativas” como lo es la “ira”, está
provocada o, la causa alguien externo al sujeto y que no depende de este para
que aparezca.
Esto también ya nos lo había dicho José Ortega y Gasset: “Yo soy
yo y mis circunstancias” o si se quiere la conducta del hombre está en íntima
relación con el ambiente.
Concluimos entonces, lo que le pasa a Sófocles en
«Scribere Humanum Est» le pasa también a cualquier individuo de esta sociedad,
en que su conducta es influenciada por el lugar en donde vive y, sus actos no
son tan libres como parece.
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